Sin Mediar Palabras

Luego de ser su secretaria por tantos años y suspirar en secreto por él, al fin se me había dado la ocasión de insinuarme. Estaba enterada de que era casado, pero seguro algo no iba bien en su matrimonio puesto que se quedaba hasta muy tarde a la noche. Lo sabía porque me quedaba en mi coche espiando hasta que se iba de la empresa. Estaba obsesionada, ya no podía dormir de noche; pensaba en él y terminaba masturbándome hasta lograr unos orgasmos descomunales. Pero yo quería hacerlo con él, sacarme las ganas de recorrer con mi boca y con mi lengua ese cuerpo de macho perfecto, trabajado y ardiente; porque estaba segura que era muy ardiente, lo adivinaba cada vez que veía a través del cristal de la puerta de su despacho como miraba mi trasero cuando me alejaba ó cuando me cruzaba de piernas frente a él para transcribir alguna carta que necesitaba dictarme.

En esos momentos imaginaba sus ojos puestos en mis pezones excitados, los cuales no hacía nada por ocultar; solo me acomodaba en el sillón y lo miraba a los ojos, como una asistente obediente y eficaz, ansiosa por serlo con él y en él, y le sonreía con indiferencia.
Hasta que por fin llegó el día en que decidí fingir que me había quedado hasta más tarde para hacer horas extras; ya no quedaba nadie en la oficina, excepto nosotros dos. Cuando vio que aún estaba allí no dijo nada, tampoco cuando me paré junto a él para esperar a que el ascensor parara en nuestro piso; pero su mirada era diferente, mezcla de deseo y auto control. Ya dentro del ascensor quedó detrás de mí; podía sentir sus ojos recorrerme entera, desde mis Luis XV de taco aguja hasta la pollera tubo ajustada al cuerpo, y con un tajo en la parte trasera, siguiendo por la camisa blanca también ceñida y la cola de caballo de mi cabellera roja que adornaba mi sensual espalda.
El azar se había confabulado a mi favor cuando de improviso el aparato se detuvo con brusquedad y me tiró sobre él; es ese momento pude sentir su excitación a flor de piel apoyándose en mis nalgas, no pude evitar que mi ropa interior se humedeciera y mis labios emitieran un gemido de placer. De inmediato sentí sus manos rodear mi cintura, no para ayudarme, sino para pegarme más a él y así poder hundir su rostro en mi cuello al tiempo que sus manos comenzaron a deslizarse por sobre mi ropa y se dirigían sin pausa hasta mis pezones erectos y ansiosos. Me apreté contra él, sentí su jadeo mezclándose al mío, levanté mis brazos y así como estaba de espaldas enredé mis manos en sus cabellos sin dejar de mover mis caderas sobre su bulto impetuoso.
Me giró de improviso y me arrinconó contra una de las esquinas del ascensor, que aún seguía inmóvil, y buscó mi boca con su lengua juguetona; mis labios ya lo estaban esperando abiertos y húmedos para recibirlo. Sus manos seguían tocándome, excitándome a más no poder. 
 Repentinamente el ascensor volvió a tener movimiento y allí nos separamos, jadeando y respirando con dificultad. El guardia que vigilaba el estacionamiento del subsuelo se preocupó amablemente por nuestro bienestar debido al inconveniente, mi jefe se preocupaba por ocultar su excitación con su maletín de ejecutivo y yo me arreglaba la cola de caballo para disimular. 
Luego de saludar al empleado y de dejarlo tranquilo ambos nos encaminamos a su coche, sin que mediara una sola palabra. Nos sentamos en el asiento trasero y allí no nos importó si el empleado estaba cerca o no. En un santiamén quedé con mis pechos desnudos en sus manos mientras eran besados y lamidos por esa boca calenturienta y sin control. Ya no aguantaba más así que mientras él pasaba su lengua por mi cuello y los lóbulos de mis orejas dejé que mis manos hicieran lo que acostumbraban cada noche mientras pensaba en él. Mientras metía mis dedos en mi vagina empapada y ardiente y acariciaba mi inflamado clítoris tuve un orgasmo incontrolable. Él quería más privacidad así que luego de que dejé de jadear y volví a la realidad manejó velozmente hasta un apart hotel muy discreto, mientras me encargaba de devolverle con mi boca y mi lengua sedienta el placer que acababa de contribuir a mi autosatisfacción; además lo quería listo para cuando llegáramos. Quien observaba al coche pasar por la calle, solo veía un hombre manejando.
Ya en el primoroso nidito de amor nos quitamos las ropas como dos desesperados y lo recorrí como tanto había deseado; el sabor de su cuerpo caliente se quedó en mi boca al igual que su sexo pronto a estallar ante cualquier movimiento. También él se perdió en mi centró palpitante y descontrolado que buscaba atrapar su lengua para dejarla dentro mío pero yo quería algo más grande, algo más caliente y vivo dentro de mí. Y pronto lo tuve, cuando me embistió sin ningún reparo y se introdujo en mí provocando que un grito de placer por tanto tiempo reprimido al fin saliera de mi boca jadeante, que pedía más y más.
Lo hicimos sin pausa, sin control; el vaivén era continuo y su sexo rozaba las estrechas paredes de mi vagina llegando al punto g y provocando que mis piernas temblorosas se enroscaran en sus caderas para atraerlo más dentro de mí. Mi sexo pulsaba con vida propia, parecía a punto de estallar y el placer era tan sublime y a la vez tan doloroso que me fue imposible no dejarle toda la espalda marcada con mis arañazos. Rodamos y llegamos a caer de la cama pero no rompimos el encaje en el que estábamos, quedé firme sobre él mientras perdía el control y sólo podía escuchar mis gemidos acompañando el orgasmo que se derramó de mi vientre afiebrado
Así pasamos casi toda la noche, saboreándonos, descubriéndonos sin palabras de por medio; no eran necesarias. Nos dormimos empapados en sudor, enredados, desnudos y exhaustos entre sábanas de seda. 
No lo escuché cuando se marchó, ya entrado el día. Sí encontré el detalle de un ramo de rosas rojas y una esquela pidiéndome que me tomara el día y que lo esperara allí mismo, así tal cual estaba: desnuda, caliente y con ganas de más.
No fueron necesarias más palabras.














4 comentarios:

Judith dijo...

wow !!! Felicidades chicas !!!
Me encanta el nuevo blog !!
Que picaras que son ja ja!!
Ya las sigo !!
Muy bueno Patricia, super hot la secretaria !!
Besos

Patricia K. Olivera dijo...

Gracias Judith!!
Bienvenida, me alegra que te guste!!
Esperamos verte seguido por aquí!!

Besos

Paty C. Marin dijo...

Falto yo T__T

Unknown dijo...

Muy ardiente relato donde pude sentir todo lo que relataba la secretaria, la vida oculta de un jefe y su secretaria amante... Quizas en algun lugar del mundo esta ocurriendo algo parecido en este momento sin que nadie los vea ni se entere de su secreto...

Enlázanos.